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El sol nos vino a visitar

Termina el curso. Aquí el amigo de la vagancia, el dios de la rascadura genital se encuentra con un cielo azul, un sol de justicia, unos euros en el bolsillo y mucho tiempo libre.

Salir, beber... un viejo clásico que recuperamos para sentirnos más jóvenes. Y para sentirnos más jóvenes... ¿qué mejor que caer en tentaciones prohibidas, en tentaciones que pueden salir caras? Un signo evidente de que vuelves a ser joven es que ya no te preocupan las consecuencias de tus actos, te vuelves un rebelde, un cabrón sin más. El alcohol sigue resbalando por tu garganta y sus efectos te siguen atronando la cabeza al día siguiente. Vuelven esos despertares bizarros: tiendas de campaña, compartir cama con desconocidas, compartir cama con hombres, compartir cama con perros, ... Dejar tu marca en algún pueblecito humilde y apartado no tiene precio.

Y esto es solo el principio...