Jodidas ironías que nos rodean. ¿Ironías? Llámalo "equis" si te apetece. Tras un verano dedicado a cuidar de niños con forma de albóndiga y otros con una mente repleta de dinosaurios pensé que mi transición al exigente mundo laboral ya había llegado a su fin, que encontraría un trabajo estable, a jornada completa y con un sueldecillo próximo al "mileurismo". Nada más lejos de la realidad. Se me iba el poquillo dinero que había sacado en gastos superfluos tales como Play 2, juegos para esa Play 2, cocacolas y pipas de acompañamiento... y el resto lo derrochaba, como dijo George Best. Pasaban los días y mi cuenta bancaria seguía resintiéndose. Me planté y me dije: Tío, esto no puede seguir así. Búscate un curro, una chupa de cuero y una moto de gran cilindrada.
... pero no apareció nada. Mendigaba un empleo allá donde iba, tampoco sin mucho interés, para qué engañarnos. Nací cansado y aún me estoy recuperando. De la noche a la mañana me encontré vestido como un mago moderno repartiendo alcohol en discotecas de Coruña.
- "Para ir tirando"- se podía escuchar salir de mi boca ante las inquisidoras preguntas del cotilla de turno. Volvía a reflotar mi microeconomía, hermana pequeña de aquella famosa Macroeconomía de la que opinaba nuestra querida Marge Simpson. En una semana pasé de pedirle dinero a los yonkis con los que me cruzaba a víctima en potencia de los mismos yonkis.
Tan tranquilo seguía viviendo con mi empleo eventual nocturno que no me di cuenta de los numerosos curriculums vitae que fui soltando por Santiago adelante. "Siembra vientos y recogerás tempestades", "Non querías caldo? Pois 7 cuncas" o "Zas! En toda la boca" son varios de los refranes que me vinieron a la mente cuando de la nada empezarón a llamarme el mismo día de varios sitios para trabajar.
Olvidaos de aquel desempleado mugriento que no paraba de engordar cual gorrino pachón en el sofá de un piso que ni siquiera era suyo dejándose las yemas de los dedos matando Helghast. El nuevo Josto Trancuilo pluriempleado y sin tiempo ni para pestañear está de vuelta. ¿Fines de semana? No existen. ¿Entresemana? ¿Lo qué? Mi no entender a tú.
Pero se puede decir que me está bien. Una persona que disfruta de 9 meses de vacaciones (casi) pagadas al año no debería quejarse mucho de su situación.
Habiéndome pasado esto me invade una duda: ¿Por qué cuando las cosas van mal tienden a ir peor y cuando van mejor tienden a un nivel superior?
Esta duda la llevo más allá. No, tanto no, vente para aquí. Me refiero a:
LAS MUJERES
Sí, ese ser complejo, relleno de visceras y cosas negras. A qué tío no le ha pasado en el terreno sesuar la siguiente situación:
Caso A: Jeremy, de Mazaricos, sin pareja estable (exceptuando sus extremidades), relativamente feo, pero con conversación. Una vez observó un pecho en una revista. Fin de su historia sexual/afectiva. Este caballero tardará no mucho, sino muchísimo en copular. Lo que tarde en encontrar por la red a alguien (hembra o no) dispuesta a alojar a un soldadito de plomo en su Panteón de Héroes de Guerra. A esto hay que sumarle, como no, lo que tarden en concertarle una cita en el Diario de Patricia. Estamos hablando de años.
Caso B: El mismo Jeremy. Se echa sin saber bien como una novia de atractivo medio-alto. Basta con que sepa articular por si solo frases sin tener que recurrir a un muñeco a escala de Anakin Skywalker para que le caigan encima no una ni dos ni tres, sino tres mujeres de un atractivo superior a su pareja.
¿POR QUÉ?
¿Qué mueve a las mujeres a caer sobre presas con cepo puesto?
En el fondo sois malísimas y unas perras siderales que "gostáis" del pene ajeno que se beneficia una amiga. Lo sé, pero no lo entiendo. Que pase entre hombres lo vería lógico, porque nos comentamos mogollón de detalles sexuales tipo: tetolos, culamen, la chupa, no la chupa, la chupa hasta los huevaldres, la chupa hasta los huevaldres con pajote incluido y otras frases desagradables para el oído, pero no para la vista y mucho menos para el tacto.
Síííííííiííííííí!!!! Esa mano bien arriba!!! Nadie? Nadie? Tú? No? Nadie??? Nadie...
Un beso en todo el cerito para aquellos/as a quienes aún no os lo borraron.