La vida a través de los ojos de: Josto Trancuilo.
Benvenutti. Io sonno Josto [yosto].
No vengo de Murcia, como muchos pensaréis, soy un trapecista del sur de la provincia de Liguria, Italia. Perdí mi trabajo al tiempo que mis amistades tuentianas aumentaban. Curiosa ironía. Más tarde mi mujer me dejó. No quiero echarle las culpas a internet y su inmejorable oferta de "tele-amigos enlatados". Influyó bastante mi higiene personal. Vivir dentro de un chandal de mercadillo durante 3 días seguidos es más propio del protagonista de un reportaje de Callejeros que de un padre de familia.
A las mujeres ya no le gustan los borrachos, como dijo Kase-O, ahora por culpa de tipos como Darek o Cantizano les van más arregladitos, más tersos, más limpios. ¡Como odio esa frase! "Qué hombre más limpio". Dudo mucho que llegaras a oler jamás a esa gente. Aparentemente puede estar muy bien afeitado, pero a lo mejor lo que pasa es que le huele el hojaldre a conejitos muertos. Y tanto musculo ¿para qué? Nunca los van a poner en marcha en una pelea, no van a dar de comer a sus hijos con ellos y tarde o temprano se pocharán cual cebolla haciendo el mismo efecto "abdomen flácido" del que hago gala a día de hoy. Podría decirse que soy un adelantado a la moda. Está claro que no visto a la última, de todos es sabido que odio el rollo "indie-pop" y que las películas de vampiros me producen sarpullidos. PERO, cuando los Brad Pitt, Johnny Depp y compañía se empiecen a abandonar, ya me reiré yo a gusto desde mi vehículo motorizado para obesos.
Después de haber perdido el curro y a mi señora, y ser desagregado de numerosas redes sociales y foros de grupos disney, me sumí en una profunda depresión en la que el ibuprofeno con cocacola compartía penas con las croquetas caseras de mi madre... Esas croquetas me dieron la vida. A veces añoro no poder haber sido madre (?) y contar con esa capacidad extra con la que vienen de serie en el terreno culinario. Unas en la tortilla, otras en las croquetas, otras en las albondiguillas, ... ¡Qué bien vienen cuando estás en otra ciudad! Pasando frío y miedo y abres las nevera encontrando ese tupper (bendito) repleto de manjares de tu querida progenitora. Aún recuerdo las largas jornadas recorriendo Italia con el circo...
Sin embargo, de mi padre poco puedo destacar. Aquel olor avinagrado tan pronto se descalzaba y los ronquidos a la hora de la siesta como mucho. Nunca me llevó a pescar o a cazar. Nunca me abrazó o besó. Nunca me leyó un cuento. "Eso es de maricas", me decía. Y yo le creía. Puede que fuera una de las razones de mi actual homofobia. A pesar de todo, cada vez que juego al SuperMario Kart y veo a Luigi lanzando plátanos a un dinosaurio afeminado, una lágrima moja mi mejilla. "Ése, ése es mi padre".
De la depresión salí como se sale de una trampa para ratones: dolorido, ensangrentado y avergonzado de haber caído en ella. Tampoco te apetece hablar de ello, por lo que cambio de tercio y me adentro en la época actual.
Me había pasado mucho tiempo metido en la habitación, sin saber que hacer, tocando viejas baladas heavy al banjo observando la lluvia tras un cristal. Suena a topicazo. Y lo es. Pero en momentos de bajón todos recurrimos a encerrarnos en un espacio muy nuestro, donde tengamos al alcance los discos que nos gustan, las pelis que nos molan, los libros que nos atrapan y tu colección de muñecas de porcelana que te niegas a tirar escudándote en una "futura y rentable revalorización".
Ahora he decidido abrir este blog donde escribiré junto a otros colegas nuestras historias de bares, sin escatimar en contorsionismo, lemures y coleccionables de kiosco.
Ya sabes a qué me refiero.
Un beso desde la vecchia Italia.