Éstas no son horas, amigo...

Buuuuuh, neno... Éstas no son horas. Es que no. Es que no lo son. Casi las tres y mierda de la mendrungada y yo aquí, rayándome el puto melón entre apuntes rancios, revolcándome entre leyes y decretos cual gorrino pachón en sus propias heces. ¡Eh! Pero mi minutito dedicado al Abrevadero de Ponis es sagrado. Ya que no fumo, me tengo que permitir estos lujos. Os merecéis una entrada en condiciones, con su planteamiento, su desarrollo y su desenlace. A mayores, intentaré poner como punto final una moraleja, algo que os haga pensar, que os deje con el culo torcido.

Allá voy:

Existen las mentiras. Todos lo sabemos. Están ahí, nadie lo quiere reconocer, pero existen. Las sufrimos (en silencio y a gritos), tiramos de ellas para safar en alguna ocasión o las vemos aplicadas a un tercero que se la tiene que merendar con kiwi y zumo. Las hay piadosas y las hay cantosas, las hay bien trabajadas y las hay que son una verdadera chapuza. Bien. Hasta ahí todo correcto, no he descubierto la pólvora ni siquiera el punto G, pero aquí estamos ¿verdad?

... Estoy aquí, pensando en las posibles consecuencias de mis palabras... alguna persona que lea esto debe estar temblando, pensando: "No será capaz... No me hará esto". Otras personas estarás deseosas de que me vaya de la lengua y destape algún tinglado jugoso digno de DEC o Deluxe (otro día diré qué se podría hacer con los que participan ahí) y a otras, sinceramente, les soplará la minga lo que haga o deje de hacer.

Lo digo desde el corazón: algunas "personas" merecen ser ridiculizadas hasta el máximo posible, hacerles ver lo que valen, la opinión que se tiene de ellas y la clase de gente que son. Pero yo, en un ejercicio de automamada, diré que valgo mucho más y que no me rebajaré a su nivel para hacer justicia y ponerles en su sitio de esta manera.

Sirva de homenaje (con un poco de cachondeo) a nosotros, esas personas que sufrimos las mentiras de gente gris y triste, mentirosos de pacotilla que morirán dentro de muchos, muchos años solos, devorados por sus gatos/iguana en un piso con las ventanas tapiadas y con tres números en la agenda del móvil:

btemplates

3 comenta:

Anónimo dijo...

Una duda: acaso la sociedad no incentiva a mentir?
1º- La gente mentirosa vive muchos muchos años;y...
2º-...yo mismamente, me paso la vida rodeada de gatos; cada vez mas, estan de moda los puñeteros "loft" (no ventanas). Y si algun año de estos en los que las ansias de independencia violen mi cabeza, hacen q se junten estas dos circunstancias "gatos-loft"?me voy a ver obligada a convertirme en una persona asqerosamente mentirosa y lo q es peor, gris?

justuku dijo...

Identifíquese, señor!

Anónimo dijo...

Estudié ciencias mentirológicas y empresariales, no te serviría de nada que me identificase...

Publicar un comentario