Con dos pechos por sombrero

Hace tiempo que no escribo una entrada en condiciones. Ya sé que lo sabéis, no hace falta que seáis groseros. No he podido escribir hasta ahora por fallos en conexiones piratas a Interné. Hoy tampoco he solucionado el problema, pero sí que he conseguido agenciarme una magnífica red.

No voy a publicar la biblia, como suelo hacer. No tengo tiempo. Si lo tuviera no dudéis que iba a impregnar con la maravillosa fragancia de una pocilga los cinco minutillos que os lleva leer esto. ¿Por qué digo "pocilga" y no "Abrevadero"? Un buen socio sabrá a qué me refiero. Os daré una pista rápida: Hay padres muy cabrones que, antes de nacer, te hacen el peor regalo de tu vida. No, no hablo de enfermedades hereditarias, válgame God. Tampoco de esos simpáticos antojos de nacimiento. Estoy hablando, amigos, de...

... Prefiero contarlo desde el principio...


...  Si sois como yo, personas alegres que buscan en el más minúsculo detalle de la vida para sacar un chistecillo fácil, me entenderéis. Podéis salir por la tarde y, en una reunión de actores de telenovela o en una convención de frikis, conocer fortuitamente a alguien. Dependería de vuestro nivel de sociabilidad. Ahora bien, si esto se produce de noche, en el Abrevadero de Ponis, lugar por donde sueles dejarte caer y con algunos litros de alcohol en sangre, la cosa cambia. Tú vas a pasarlo bien, a conocer gente, a relacionarte, a dar una ligera información sobre ti y procurar que todo eso sea recíproco para, si se da el caso, repetir conversaciones y/o compartición de fluidos. 

Ahora bien, si tú, en tu infinito buen rollo y derrochante confianza das unos datos sobre ti, para poder ser localizado más adelante en cualquiera del crisol de redes sociales que existen y, como dijimos antes, repetir LO QUE SEA y la otra persona se muestra reacia a dar ese paso puedes optar por chinarte y darle un bofetón con el pene O asumir que le puede la timidez. Si te decantas por la segunda opción, los dos motivos pueden ser: desconfianza ante desconocidos O esconder un horrible secreto. Nuevamente tu infinito buen rollo aparece y pasas de montarte pelis tipo: "tendrá tres pezones", "le faltará un brazo", "será gorda", "será un tío", "será un tío gordo con tres pezones", ... 

Pero amigo... Los caprichos del destino están ahí, esperando como una ardillita a que la bellota, que es ese secreto, caiga al suelo. Tras una serie de investigaciones estás ante la llave que abre la caja de Pandora. Una persona guarda la información que te puede acercar a desvelar ese secreto...


¡Qué tensión! Mejor que explicarlo, os lo cuento. Fue tal que así:

- Mira, ¿tienes el facebook de ******?
- Tengo.
- Pues busca a su amiga, que quiero agregarla para aplicarle la de la pica en Flandes.
- ¡Sostahechojefe!

Tras unas horas de búsqueda y unos minutos de partición en venticuincemil pedazos de porqué la chica ésa no le dio el facebook a tu colega.

- ¡¡¡Tío, tío, tío!!!
- Coméntame.
- Prepárate porque lo mismo te meas encima.

(No lo sé con exactitud, pero sospecho que se le pudieron pasar por la cabeza cienes y cienes de extrañas hipótesis)
- Dime...
- ¿Preparado? La tía en cuestión se llama... OJO AL DATO... ¡****** de la Cerda!

Podría transcribir los setecientos millones de "jajajajaajjjajajajajaajajajajajajjjajjaaaajajajajajjjjja!" o "XDDDDDDD", con sus respectivos chascarrillos, pero son cosas que quedan para el recuerdo. Como detalle simbólico, el título de este despreciable blog, será durante unas semanas y, hasta nueva orden, 

"EL ABREVADERO DE CERDAS"


Yo debería ser el primero en cerrar esta bocaza, comentando poco o nada de apellidos/nombres, pero es que este caso que nos atañe supera con creces la jodienda que es llamarse "Justo". 

Sin más dilación, arranco a mi hogar a disfrutar de mi camita. ¡Qué CHOF os lo hurgue! ¿Qué? ¡Chof!

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