Rajar no es sólo cosa de gitanos.

Hacía ya mucho tiempo que no paseaba mi velludo trasero por estas inhóspitas tierras plagadas de palabras podridas, de letras infectadas haciendo el amor.

Hoy lo hago por un motivo y es el siguiente: Advertir que en los próximos días o semanas empezaré a publicar secretos muy bien guardados bajo llave desde hace tiempo, secretos que revelarán verdades ocultas, confesiones que jamás vieron la luz. Cosas que sé y que callé en su momento, por el bien de unos cuantos y unas cuantas malnacid@s que no merecen otra cosa que la vil humillación pública. En este concreto caso, la humillación semipública que es todo lo que puede ofrecer un blog tan abandonado por los lectores como por su dueño.

Quiero aclarar que poco o nada tiene que ver con el cotilleo o con chivarse. Precisamente es lo último que haría, convertirme en una triste marujona vendedora de historias ajenas, en una hiena con pantalones ajustados. No, no quiero. Todo esto lo haré para liberar mi mente, a modo de formateo de un ordenador. ¿Me convertiré en una mala persona si lo hago? ¿Abriré la caja de Pandora? ¿Tendrá la mínima repercusión entre vosotros, mis queridos Ponis Flatulentos, por mí deseada? Nunca lo sabremos. O sí. El tiempo lo dirá.

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2 comenta:

Anónimo dijo...

Yo quiero que rajes de mí, mucho.

Fdo: RebeR

Anónimo dijo...

Llevo muchos meses deseando poner mi nombre palindrómico, qué emoción!!!

RebeR

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