21de enero

Confesión

Sí, confirmado. Estoy enamorado. No diré de quien, no soy tonto. Estas cosas se saben, pero se callan.

Ser extrovertido y reservado no cuadra en la misma personalidad. No obstante, dentro de la balsa de aceite que soy, cae de vez en cuando una gota de agua que, cómo decirlo, rompe esa calma.

Paso de ser transparente, cristalino a ser un mar picado de sentimientos encontrados donde todo se extrema: lo bueno es genial, lo malo, horrible.

Pasar un día por eso es infernal. Pasar por esa situación más de un mes te vuelve loco, consigue llevarte más allá del lugar donde la razón y la paranoia se dan el relevo. Eso es, una carrera donde pasas por distintos estados: enfado, alegría, confusión, desconfianza, miedo, impotencia, tristeza, ... Y todo por una mísera gota. ¿Te lo puedes creer? Una gota... una simple gota... ¿o acaso es algo más? ¿Puede ser esa gota la persona que te llena por dentro? Puede... Puede ser, tranquilamente ser ese ser afín a ti, con el que vas a pasar el resto de tu vida. Alguien que te de fuerzas para respirar, para sonreír, para llorar, para querer, para perder la razón.

No creo en el concepto alma gemela. Es decir, creo, pero no creo que puedas acabar con tu alma gemela retozando en la misma cama, mirando sus ojos bajo la lluvia y creyendo morir de lo bonito que es ese momento. ¿Por qué? Porque la gracia del amor es no saber qué pasa por la mente de la otra persona. Si sabes qué hay tras esa mirada, matas la magia. Tu persona ideal debe tener tantas cosas en común como distintas y opuestas. Debes tener algo por lo que discutir, arreglarlo y reconciliaros.

¿Hay algo más agradable que el sexo pos-discusión? Si lo hay, no quiero saberlo.

...


Ahora me hallo en ese torbellino de ideas que es mi cerebro en situaciones adversas. Y en medio de todo ese océano de pensamientos... una luz. Ella. Un faro que ilumina la tormenta que es en estos momentos mi situación. Suena excesivamente poético, vacío de sentimiento, como sacado de cualquier libro de seducción de pacotilla.

Puede serlo, puede no serlo. Sólo yo lo sabré. El caso es que así me encuentro yo ahora, sentado en la cama, escuchando canciones tristes que activen mi imaginación. Pensando en ella, mirando sus fotos, leyendo sus palabras, riéndome de la vida, disfrutando en la distancia, ...

Así... Así estoy yo. Hoy.

Un beso.

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